Las
TIC, fruto del desarrollo científico, influyen a su vez en su evolución, contribuyendo
al desarrollo socioeconómico y modificando el sistema de valores vigente. Aunque,
como dice Sáez Vacas (1995), "la tecnología cambia rápidamente hasta la
forma como vivimos, pero en cambio nuestras propias concepciones del mundo se
modifican con pereza".
Por
otra parte, aún queda camino por recorrer hasta que las TIC constituyan
un instrumento "convivencial" en el sentido que lo enuncia Ivan Illich:
instrumento que se puede manipular sin dificultad, no constituye el monopolio
de una única clase de profesionales, repeta la autonomía personal
y no degrada el entorno físico (p.e. el teléfono)
La
expansión de las TIC en todos los ámbitos y estratos de nuestra sociedad se
ha producido a gran velocidad, y es un proceso que continua ya que van apareciendo
sin cesar nuevos elementos tecnológicos. La progresiva disminución de los costes
de la mayoría de los productos tecnológicos, fruto del incremento de los volúmenes
de producción y de la optimización de los procesos fabriles, se deja sentir
en los precios y nos permite disponer
de más prestaciones por el mismo dinero, facilitando la introducción de estas
potentes tecnologías en todas las actividades humanas y en todos los ámbitos
socioeconómicos.
No
obstante, a pesar de estas magníficas credenciales
que hacen de las TIC instrumentos altamente útiles para cualquier persona, y
por supuesto imprescindibles para toda empresa,
existen diversas circunstancias
que dificultan su más amplia difusión entre todas las actividades y capas
sociales: